La esmeralda es la variedad verde, en línea máxima, de un mineral conocido con el nombre de berilo. Su color típico es una tonalidad verde considerada muy bella e incomparable, por eso se le denomina justamente verde esmeralda.

El berilo puede hallarse en otros colores:

El nombre esmeralda proviene del griego smaragdus aunque en origen procede de una palabra persa. Significa “piedra verde”. En la antigüedad se denominó así no sólo a la esmeralda, sino a otras gemas, probablemente a todas las gemas verdes conocidas.

Frecuentemente la esmeralda está enturbiada por alguna inclusión, pero en las esmeraldas de mejor calidad son muy débiles. Estas inclusiones no han de considerarse como taras, a no ser que sean excesivamente importantes, sino como una muestra de la autenticidad de la piedra como natural, con respecto a las gemas sintéticas, y como identificativas con respecto a otras gemas de imitación. En gemología denominamos a estas inclusiones características de las esmeraldas “jardín”.

Propiedades físicas y químicas

La esmeralda se comercializaba ya en el año 4000 a.C. en Babilonia, el primer mercado conocido en piedras preciosas, y se dedicaba a la diosa Venus.

El primer lugar donde se extrajeron esmeraldas fue en las minas del mar Rojo, en Egipto, las llamadas minas de esmeralda de Cleopatra. Es posible que la explotación de estas minas se remontara al 2000 a.C. y de ellas proceden la mayor parte de esmeraldas empleadas en la joyería antigua. La esmeralda era la gema favorita de Cleopatra.

Plinio el Viejo, el más famoso científico de la antigüedad que ha tratado sobre piedras preciosas, en su Tratado sobre las piedras preciosas, da una gran relevancia a las esmeraldas. Plinio nació en Verona y vivió del año 23 al 79 de nuestra Era. Puede considerarse el primer gemólogo del mundo. Recopiló todos los conocimientos de los sabios predecesores, como la obra de Theophrastus. El tratado de Plinio recoge muchos errores pero también rebate muchos conceptos y creencias que en su tiempo se tenían como artículo de fe. Es Plinio quien nos narra que es de Egipto de donde procede la esmeralda que Nerón utilizó como lente para contemplar las fiestas del circo y mirar a las mujeres. De la esmeralda se decía que poseía un efecto benéfico para la vista, pero dicho científico no nos especifica si Nerón la llevaba para corregir algún defecto de la vista o por vanidad. Lo que como gemólogos nos resulta evidente, es que esta lente no podía ser una esmeralda auténtica ya que en dicha gema son características la cantidad de impurezas y éstas le impedirían la visión. Probablemente se tratase de un vidrio de color verde tallado de alguna forma que le facilitase la visión corrigiendo su miopía.

Es la piedra natal del mes de mayo, su historia está plagada de supersticiones y leyendas. Es el símbolo de la inmortalidad y la fe.

Las leyendas han atribuido a las esmeraldas diferentes propiedades curativas respecto fiebres y picaduras de animales venenosos. Se le ha dado también a la esmeralda el poder de retardar el parto si se lleva una esmeralda atada en la cintura, o bien, de adelantarlo llevándola sujeta a una pierna.

Los incas peruanos del valle de Mantu adoraban una esmeralda del tamaño de un huevo de avestruz, a la que llamaban “La Diosa Verde”, a ella le ofrecían todas las piedras verdes que encontraban, así, los sacerdotes llegaron a reunir un rico tesoro en esmeraldas. Muchos de estos tesoros pasaron a poder de los conquistadores españoles, por medio de saqueos, o bien, a través de donaciones de los indígenas para congraciarse con los conquistadores.

A lo largo de la historia, las esmeraldas han sido muy apreciadas por la aristocracia y por muchas celebridades.

La llamada “Corona de los Andes” o Corona de Nuestra Señora de la Asunción de Popayán, que hoy se encuentra en Estados Unidos es probablemente la joya de esmeraldas con más valor del mundo. Fue elaborada sobre los años 1591 por orfebres españoles que tardaron seis años en su construcción; se cuenta que la razón de su elaboración fue por agradecimiento del pueblo de Popayán a su Virgen por salvar la ciudad de la peste mientras en otras comarcas limítrofes había hecho estragos de muerte sin precedentes entre sus habitantes.

En el tesoro del zar de Rusia constan maravillosas esmeraldas; dicha realeza siempre ha mostrado gran predilección por estas piedras. Alejandro Magno lucía un conjunto de gran tamaño en su cinturón; Enrique II de Inglaterra fue proclamado rey en 1171 con un anillo de esmeraldas de gran tamaño. Las esmeraldas destacan en la colección de joyas de la reina Isabel II, sobresaliendo una espectacular diadema. Napoleón regaló a su esposa María Luisa de Austria en 1811 una diadema formada por una gran profusión de esmeraldas y diamantes. En su tiempo se consideró más hermosa que la tiara que el mismo emperador le regaló a su primera esposa Josefina.

La corona de la exemperatriz Farah, primera mujer coronada en Irán como emperatriz, es una maravillosa joya en la que lucen diamantes, rubíes y perlas junto con 36 esmeraldas.

Marlene Dietrich lució un espectacular conjunto de esmeraldas en cabujón en muchas de sus películas. El anillo de compromiso Grace Kelly con el príncipe Rainiero llevaba engastado una esmeralda de 12 quilates. John F. Kennedy regaló a Jacqueline Bouvier un anillo de diamantes y esmeraldas. Famosas son las joyas de esmeraldas de la colección de Elizabeth Taylor.

Entre las joyas de Fernández Gemólogos no falta la presencia de la esmeralda. La puedes encontrar engastada junto con diamantes en joyas de originales diseños. En nuestra colección Más Gemas también le hemos prestado una especial atención engastando la esmeralda sola en una montura sencilla y elegante de oro. Una creación que pretende dejarfluir de manera natural toda la belleza de la gema. Una joya, además, muy asequible para que cualquier mujer pueda lucir y disfrutar de los encantos de una gema excepcional.

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