La talla del diamante, característica de calidad

Pureza, color, peso y talla son las características de calidad del diamante. Se trata de factores de igual valor, por tanto, el orden de presentación no indica ningún rango de importancia.

El valor real de un diamante depende tanto del grado de color y de pureza como de su peso y talla.

La talla es el factor determinante para el brillo del diamante.

El término "talla" en el caso del diamante incluye dos conceptos: la forma del diamante, y la calidad de las proporciones y del acabado, es decir, podemos referirnos tanto al tipo como a la calidad de la talla.

Los tipos de talla más habituales en diamantes son: Brillante, Esmeralda, Princesa, Oval, Corazón, Baguette, Rosa y la talla 8/8 ( ocho por ocho).


La Talla Brillante

En el curso de una historia de más de 500 años se desarrolló una forma de talla del diamante que es llamada “brillante”. El brillante es una forma de talla redonda con un mínimo de 57 facetas, de las que por lo menos 32 se encuentran en la parte superior y 24 en la parte inferior.

El ordenamiento de estas facetas, debe responder a unas directrices muy estrictas de simetría y proporción, ya que el objetivo de una talla brillante ideal es ofrecer en el diamante un óptimo grado de brillantez y dispersión del color en la acción y efecto de la luz. Un óptimo grado que se ve alterado si se modifican estas proporciones.

Cuando nos referimos a la calidad de talla en un brillante, se valora un trabajo de lapidación que ha llevado a cabo la mano del hombre (el color o la pureza, son propiedades naturales del diamante). El objetivo de este trabajo es conseguir el máximo grado de belleza. Sin embargo, la forma original del diamante en bruto y la búsqueda de un mayor rendimiento de peso con el consiguiente beneficio económico, desvían, con frecuencia, el proceso de talla hacia proporciones más rentables pero menos perfectas. La valoración de estos factores y su repercusión en el aspecto del diamante tallado, equivale a determinar la calidad de talla.


El origen de la Talla Rusa

En 1919, el físico Marcel Tolkowsky publicó cómo tenía que ser la talla de un diamante para que su brillo fuese máximo; fijaba los ángulos correctos que había que dar a las facetas de la corona y de la culata, respecto al plano del filetín, y las proporciones adecuadas para que un diamante de esa talla presentara el máximo brillo y dispersión.

En la era comunista, las factorías estatales rusas de tallado de diamantes estaban gobernadas bajo parámetros marxistas de trabajo, donde la rentabilidad y la competencia propias del capitalismo eran desestimadas. Por ello cada diamante era tallado sin importar la merma que se producía, o las horas empleadas en su talla. Los talladores se limitaban a emplear el patrón de tallado de Tolkowsky.

El resultado fue que la inmensa producción de diamantes tallados en Rusia era perfecta. Se empezó a catalogar la talla de los lotes soviéticos como de “calidad muy alta”, y así se originó la fama mundial de la Talla Rusa. Hoy perduran centros de producción en Rusia y Armenia, herederos de la Talla Rusa que revolucionó el mundo del diamante.

En Fernández Gemólogos sabemos donde están.

Actualmente, los principales laboratorios gemológicos del mundo, GIA, HRD o IGI, determinan que un diamante tiene la “Talla Ideal” cuando se cumplen los parámetros:


La Talla del Diamante


Diámetro de la tabla: 52.4 – 57.5 %.
Ángulo de la corona: 33.7 – 35.8 grados.
Profundidad de la culata: 42.2 – 43.8 %.
Espesor del filetín: Thin, Medium, Slighly Thick.
Tamaño del culet: None, Pointed, Very Small, Small o Medium.

Para la graduación completa de la calidad de talla de un brillante, además de las proporciones, hay que tener en cuenta el acabado, es decir, la simetría y la calidad de pulido.

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